Nuestro segundo viaje ha sido a Peñíscola, solo por un día. Todo empezó el sábado por la mañana, donde recogimos nuestro enorme coche de un amigo para los tres, además el viaje se hizo más ameno ya que estuvimos todo el rato contando anécdotas de viajes. Llegamos a Peñíscola el sábado por la mañana y nos fuimos directos a almorzar en uno de los tantos restaurantes que tiene Peñíscola. Cuando acabamos de almorzar decidimos ir a visitar el castillo del Papa Luna. Seguidamente rodeando por detrás el museo se inicia el suave ascenso hacia el castillo. Pero en el camino hay que hacer dos pequeñas paradas. La primera es para contemplar la curiosa Casa de les Petxines , cuya fachada está completamente decorada con conchas. Y un par de calles más arriba, subiendo algunos tramos de escaleras, encontraréis el Faro . No se puede visitar, pero a su alrededor hay varios miradores geniales. Ya se nos hizó tarde para comer, no habían muchos sitios